La VIII Feria Aragonesa de la Biodiversidad agrícola tuvo lugar el pasado fin de semana, del 1 al 3 de septiembre, en Embún (Huesca).
La distintas variedades locales de semillas procedentes de las tres provincias aragonesas –Huesca, Zaragoza y Teruel, son las protagonistas en este evento como parte del patrimonio agrícola y cultural de Aragón.
Las “Jornadas de la Red”, que desde 2015 han adoptado este nuevo nombre, han tenido lugar en El Frasno (Zaragoza), Bierge (Huesca), Borja (Zaragoza), en la Feria de Andorra (Teruel), Aínsa (Huesca), Olba (Teruel) y en La Mata de los Olmos (Teruel). Este fin de semana Embún (Huesca) fue el lugar elegido.
Los Boliches, protagonistas de la Feria
Este municipio en la comarca de La Jacetania goza de una indiscutible fama por sus boliches, presentes en la feria celebrada; Una alubia que requiere unos cuidados específicos: Una oscilación térmica concreta entre el día y la noche, el estiércol de oveja o que son regadas por las aguas del río Aragón Subordán, que garantizan la calidad de esta legumbre.
La variedad no tiene aún un sello de calidad, sin embrago, todo aquel que la prueba es capaz de reconocer sus cualidades. Se cultivan en otras zonas de España como en Cataluña o el País Vasco, aunque las condiciones que se dan en Embún hacen que se les aplique un distintivo en comparación a las anteriormente comentadas.
Existen variedades blanca, negra, amarilla, colorada, blanca de mata baja y careta de palo (trepadoras). Todas ellas se distinguen por la intensidad de su sabor y por la textura que poseen, ya que se deshacen en la boca. Podemos cocinarlas con ingredientes como el jamón, el morro o el chorizo, aunque ofrece muchas posibilidades que potencien su sabor. Lo curioso es que no hace falta ponerlos en agua el día de antes.
La Feria
La programación que se desarrolló durante el fin de semana fue variada y completa, ofreciendo a todo aquel que quisiera acercarse información y conocimiento acerca de todo lo que concierne a las semillas y al sector agrario.
Exposiciones fotográficas, charlas sobre huertas, comidas y cenas con la degustación de los comentados boliches, taller de extracción de semillas, de injertos, mesas redondas, café-tertulias y, sin olvidarse de los más pequeños, un espacio infantil con cuentacuentos y talleres.
La música, las visitas guiadas y el mercado artesanal y agroecológico cerraron una feria llena de oportunidades que tuvo una gran participación por la fama con la que ya cuenta.